25 de agosto de 2016

Suficientemente

El tejado del otro edificio está muy lejos. No lo voy a lograr.
Mi mirada se posa en la multitud que espera impaciente a que llegue al otro lado. Me advirtieron que no mirase hacia abajo, pero no puedo evitarlo. Sinceramente, no sé si la gente quiere que lo consiga. Probablemente están aburridos y solo quieren ver cómo alguien cae y sus palabras se convierten en sangre. Quizás pasaran por aquí y les resultase divertida la situación. Ni siquiera sé por qué me importa.

Doy un paso y me tambaleo. No veo mi vida pasar como dicen en las películas. Me estabilizo. Doy otro paso. El viento me mueve. Me tienta a tirarme. ¿No sería más fácil? ¿Darle a todos lo que quieren? Un espectáculo donde yo soy el payaso. O el hombre que se mete dentro de un cañón y sale disparado. La diferencia es que esta vez yo soy la mecha, el iluso y el instrumento. Yo lo controlo todo y todo está fuera de mi control. Ando unos pasos más. El equilibrio me apoya. Es mi amigo. Camino como si estuviera en la acera y no en una cuerda muy estrecha a una altura demasiado alta. Soy como una paloma descansando en un balcón, aunque si yo decido volar, no lo haré. ¿Qué hago aquí?

¿Qué hago aquí?

Se ve que me gusta el riesgo. Se ve que me gusta perder. No es verdad. Sería más fácil tener una carta bajo la manga, pero sé que eso es hacer trampas. Sería más fácil sobornar al oficial, pero eso sería saltarse la ley. Sería más fácil vendarle los ojos a todo el mundo y engañarles, pero eso sería inmoral. Sería más fácil hacer trampas, pero eso sería ridículo. Sería ser alguien que no soy.

Tendría que tener un paracaídas, pero soy lo suficientemente tonta para creer que lo voy a conseguir.

Fíjate tú, para eso sí que soy suficientemente buena.

Olvido la cuerda. Olvido a la gente. Olvido los quizás. Olvido el viento. Olvido todas las veces que he perdido la concentración. Olvido todas las veces que me he tropezado y fallado. Olvido todas las veces que he caído desde alturas más pequeñas. Alturas más grandes. Alturas iguales. Lo olvido y me centro en el edificio de enfrente. Doy un paso. Así continuamente. Estoy llegando. Estoy ahí y de repente caigo.
Estoy cayendo.
El impacto me duele. La lona y el colchón amortiguan mi fracaso y la gente se va, perdiendo interés. No es la primera vez.

“¿A dónde vas” me pregunta uno de mis entrenadores mientras empiezo a subir las escaleras que llevan a la terraza.

 “A intentarlo de nuevo, ¿no?” 





Dentro de poquito subiré una reseña en la que puse mucho de mí y que por una razón u otra, me ha inspirado a escribir esta entrada. Espero que os guste.




2 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Hace mucho tiempo que no me pasaba por tu blog, veo que ha cambiado un poco... nunca había leído alguno de tus escritos, pero me ha gustado mucho hacerlo. Espero poder leerte pronto.

    Besos♥

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    Respuestas
    1. ¡Hola! Me alegra mucho que te haya gustado *-*
      Muchas gracias por pasarte por el blog (y fijarte en los cambios) y comentar.

      Un beso!

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